Los
representantes de ambos rincones de Guardamar se han reunido en los bancos del
kiosco del Mongo durante esta semana para poner fin a una rivalidad que se
remonta a los tiempos del Gegant Menjabollos, según datos cedidos por Juan “el
valent”.
Esta
paz se ha firmado en un tiempo record debido a la proximidad del lunes de mona,
día en que los miembros más jóvenes de ambas “tribus” tienen vía libre para
espolsarse pedradas y curtirse el lomo con ramas de pino en lo alto de las
dunas de los márgenes del Canal del tío Batiste, lugar donde construyen sus
cabañas lejos de la mirada de los adultos que, tras jugar una hora al pañuelo,
comer conejo frito con tomate, tortilla de patata y chafarse dos cervezas, se les
hace duro subir a vigilar a los críos.
“Poco a poco vamos eliminando trabas en pro
del bien de nuestros hijos, que ya pueden jugar tranquilos y hacer amigos más
allá de la calle mayor -comenta Alfredo ”el rastrojo", representante de la
plaza del Rosario, que no se quiere quedar ahí- el próximo paso es elevar de dos a tres el número de balonazos en la
puerta de casa de Manolo "el Porro" que ha de esperar antes de amenazar con la
escopeta a los chavales, debiendo salir en el segundo solamente a cagarse en
Dios”.
El nuevo acuerdo se celebrará con un partido de fútbol que
enfrentará a los combinados de ambas vías en campo neutral que será elegido a
cara o cruz entre el parque de mercadona o el instituto. “Preferimos el parque,
nuestro jugador estrella se bloquea al saltar la valla del instituto” afirma
Antonio "el Cuco", capitán del combinado de la plaza del Rosario, sobre Ismael González.
El
colectivo de drogodependientes preadolescentes del pueblo está contento con
este acuerdo ya que afirman que con eso de tenderse las emboscadas unos a otros
los críos hacían demasiado jaleo detrás de la Casa de Cultura y los porros no
se disfrutaban igual.
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