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Julián, el niño perdido |
Los
trabajadores del voluntariado ambiental, que han desempeñado una excelente
labor esta Semana Santa, fueron testigos de algo insólito en una de las batidas
de limpieza que organizaron.
Tras
cruzar el canal del Tio Batiste y coordinar los relojes se dispersaron en
parejas para seguir recogiendo mierda basura. Una de ellas avisó por
radio y dio unas precisas coordenadas a las que el resto del grupo acudió.
Nadie podía creer que estaba viendo. Un ser humano de metro ochenta
aproximadamente y que vestía una especie de taparrabos fabricado con hojas de eucalipto
aglutinadas con aloe vera y resina. El individuo trepaba y se movía por las
ramas con gran habilidad y era asustadizo ante la presencia del resto de
humanos, de modo que costó horrores que los chicos y chicas del voluntariado le
dieran caza.
Una vez
capturado fue llevado en una bolsa de basura de la comunidad hasta Epi-1 y allí
fue encerrado hasta que una dotación de la policía local se hizo con la
situación. Tras duchar y asear al individuo con el grifo y lo de hinchar las
ruedas de los coches de la gasolinera pudieron comprobar que no hablaba nuestro
idioma y que su comportamiento era 100% animal. Para explicar todo aquello
solicitaron la ayuda de La Guia de Guardamar, que envió a uno de sus expertos en
inventar historias y dictaminó que ese chico se perdió de pequeño en un día de
mona y las ardillas lo alimentaron y cuidaron hasta su madurez en una zona
recóndita de la pinada pero ahora su mundo se le había quedado pequeño, por lo
que se encontraba fuera de su territorio y de la protección del resto de las
ardillas.
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Papá y Mamá adoptivos |
En la
base de datos de la policía no consta ningún desaparecido, por lo que se
sospecha que Sor María pudo engañar a los padres de la criatura y estar también
detrás de esta historia. Por su parte, el niño perdido ha iniciado su
socialización en el seno de ADIMAR, y se le ha ofrecido un piso “patera”
en el que el día de las elecciones había empadronadas ciento setenta personas
pero que, a día de hoy, está vacío.
Se
espera que Julián, como se ha bautizado al individuo, pueda pasear por el
pueblo de manera controlada para observar sus reacciones al encontrarse con Antoñico
“El Calavera”, con “el señor de la noche”, Pedro el de los cupones y Jorjón a
partir de los dos años de trabajo socializador. Tras esto quedará libre y se le
dará un puesto de trabajo en el propio voluntariado.
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